Del lat. opportunĭtas, -ātis.

Momento o circunstancia oportunos o convenientes para algo. (RAE)

La oportunidad es, en mi opinión, una conspiración entre la suerte que nos hemos generado a lo largo del camino o lo que es lo mismo, nuestro trabajo, y el momento en el que nos encontramos, o lo que es lo mismo, el tiempo. Al entrecruzarse estos dos factores surge la oportunidad.

A lo largo de una vida podemos tener oportunidades en muchos momentos. Nunca he creído en una sola oportunidad para toda la vida. Está claro que hay ocasiones únicas que es probable no se vayan a repetir pero esto nos permite que aparezcan otras distintas.

Lo peor que podemos hacer como seres humanos y lo que lleva a la destrucción de muchas personas es vivir arrepentidos ya que así no lograrán ver las nuevas oportunidades. La oportunidad no tiene edad ni lugar de procedencia. La oportunidad somos nosotros y nuestras decisiones a lo largo de la vía de tren por la que transitamos día tras día.

Jamás te arrepientas de algo que nos ha hecho puesto que no hay nada por lo que arrepentirse. Siempre que la decisión haya sido meditada y la hayas tomado tu, será una buena decisión porque es única. Nunca me cansaré de decir que los errores modelan nuestra personalidad y nuestro alma mucho más que los aciertos. Somos quienes somos por las decisiones que tomamos, no por las que no tomamos.

Todo este artículo es una reflexión en alto sobre un momento puntual de mi vida en el que tengo que tomar decisiones que pueden cambiar la vida de muchas personas. En mi vida han aparecido cientos de oportunidades. Algunas en lugares inquietantes, otras en momentos inoportunos pero no han dejado de surgir frente a mí porque nunca me he arrepentido de ningún paso de los que de dado en mi vida.

Todo lo caminado me ha traído a un presente único y a un futuro esperanzador. Por esto, cada nueva oportunidad me hace valorar mucho más todas las que rechacé en el pasado porque esas son las me han definido como persona.