Hace poco finalicé la serie completa de “The Leftovers” y solo tengo palabras de halago para la obra conjunta. Han sido dos semanas ciertamente muy intensas en lo que a las emociones y sensaciones se refiere. Leí un comentario antes de comenzar con el primer capítulo de la serie que mencionaba ciertas similitudes con “Lost”, y he de decir que es cierto, The Leftovers bebe claramente de las inquietudes emocionales y, en cierto sentido, visuales de la serie que durante seis largas temporadas nos atormentó con sus giros absurdamente inesperados. Pero he aquí donde radica la lucidez de la serie emitida por HBO y todo lo que la diferencia de la otra serie. “The Leftovers es todo aquello que quiso ser “Lost” y nunca pudo ni soñar con ser.

Estaba cansado de ver historias de amor idealizadas con las que no me sentía identificado y la serie me ha hecho otra vez sentir que se puede narrar una historia de amor real sin tener que recurrir a sueños difusos. En muchos aspectos, yo soy Kevin Garvey y vivo en un mundo donde la locura me rodea y siento que me contagia, todo gira alrededor de mi Nora Durst pero el 90% del tiempo, ella está lejos, pero ambos sabemos que somos la verdadera esencia el uno del otro. Una de las cosas más simbólicas que definen la relación entre los dos personajes son las frases con las que acaban las tres temporadas de la serie. Look what i found; You are Home y la más definitoria, la final I am Here. No se necesita más para entender toda la serie y todo la relación entre los dos personajes protagonistas.

Debo dedicar unas palabras al tercer personaje protagonista de la serie, la música. Max Richter (la serie me ha permitido descubrir a este genial artista) creó unas partituras perfectas otorgando a cada nota musical un simbolismo sobrenatural. Me siento orgulloso de poder hablar de una historia de amor real sin artificios, gracias “The Leftovers”.